Como sonríes sensualmente
junto al baile del mar,
nadas con la alegría de la infancia,
te desnudas con la malicia de Iemanjá.
Nos abrazamos entre olas,
paramos el tiempo y la gravedad,
porque - tengo que hablarte:
como sonreíste cuando te ví,
fue el soplo de la rotación
de una estrella violeta,
maciza piedra en mi corazón,
más rápida que la luz que
yo había conocido en décadas;
un girar tan natural,
cómo no podría ser la vuelta
que dabas a mi alrededor desde siglos?
El horizonte de acontecimientos
era tu pielo rubio alumbrando
la cara mía,
tu piel blanca y caliente,
y el agujero negro que
distorcía la luz que me entraba,
nada a temer!
un portal al universo
llamado Lucía, donde
estrellas son luciérnagas,
oscuridad no hay,
amor es intrínseco,
existencia una sola,
un baile sensual - como tu sonrisa -
entre galáxias.
Ley primera de la constante de Lucía:
todo movimiento de un cuerpo termina
en la sensual sonrisa de Lucía.
Ley segunda de la constante de Lucía:
todo cuerpo emite luz.
Ley tercera de la constante de Lucía:
cuerpos que coliden entre sí, bailan
juntos, tiernamente, y generan
otro cuerpo en formato de corazón.
Así, en este mundo en que
nos encontramos,
paramos el tiempo por amor,
fuimos a tu casa,
nos comemos todo el amor crudo.
De entrada nos besamos las manos,
de postre nos tocamos con los piés,
tropical antropofagia te enseñé,
y el té antes de dormir fue,
aun,
tu sensual sonrisa en las pausas de tu canto.
Pausas esas que tu voz
retumba,
eco a completud,
en el universo violeta de mi corazón.
Tus notas, acá dentro,
son polvo de estrellas.
Las pausas que te dije,
cada fólego que tomas,
un planeta se forma y se acaba con la duracción
del suspiro,
y todos los seres vivos,
plantas a pensantes,
omnisapientes,
hacen el amor incensantemente.
Y cuando vuelves a cantar,
otros tipos de lugares se crean.
O sea, Lucía,
el universo se expande,
a la vez que la luz
no deja de correr,
y mi amor tan sincero
no se agota a las posibilidades
de sentimientos tan dulces
que podemos crear y vivir
a partir de tu sensual sonrisa.
quinta-feira, 18 de fevereiro de 2016
segunda-feira, 15 de fevereiro de 2016
Esse amor vem num bocejo
de uma boca preguiçosa,
de uma noite mal dormida e de uma manhã amassada.
Soa como o resmungo recém acordado,
como o primeiro abrir de olhos,
o primeiro sinal de desperto,
o primeiro raio de realidade,
o primeiro movimento alongado,
a primeira respiração consciente,
a primeira face à vista.
Esse amor vem dum encostar
dos lábios a poucos centímetros,
de pequenas grandes palavras sussurradas:
bom dia,
sonhei com você,
eu te amo,
eu te quero.
de uma boca preguiçosa,
de uma noite mal dormida e de uma manhã amassada.
Soa como o resmungo recém acordado,
como o primeiro abrir de olhos,
o primeiro sinal de desperto,
o primeiro raio de realidade,
o primeiro movimento alongado,
a primeira respiração consciente,
a primeira face à vista.
Esse amor vem dum encostar
dos lábios a poucos centímetros,
de pequenas grandes palavras sussurradas:
bom dia,
sonhei com você,
eu te amo,
eu te quero.
sábado, 13 de fevereiro de 2016
quarta-feira, 10 de fevereiro de 2016
Perspicaz luciérnaga
Yo me decía de la persistencia
como un lema de sangre
que de igual me escurre constante,
lo escupo para fuera de mi cuerpo.
Acá hay volcanes en eternas erupciones
del instante, de infinitos instantes,
del sencillo instante que me apasiona,
al gran amor que me compone.
Mis manos en frenesí:
apuntan cualquier palabra que escuchan decir de la delicada alma de fuertes ojos de la luciérnaga, enlazan a sus conceptos de dolores en un capullo y esperan que se crean callos y que cesen con la lluvia.
La luciérnaga, de tan tierna, no nació mariposa sino luciérnaga.
Me revolvió de mi capullo, me tocó con sus dedos de luz, y seguía cada letra que salía de mi lenguaje.
Perspicaz es la Lucía, nombre que le dí. Tan lindo fue entonarlo, ver mi boca llenarse de luz.
como un lema de sangre
que de igual me escurre constante,
lo escupo para fuera de mi cuerpo.
Acá hay volcanes en eternas erupciones
del instante, de infinitos instantes,
del sencillo instante que me apasiona,
al gran amor que me compone.
Mis manos en frenesí:
apuntan cualquier palabra que escuchan decir de la delicada alma de fuertes ojos de la luciérnaga, enlazan a sus conceptos de dolores en un capullo y esperan que se crean callos y que cesen con la lluvia.
La luciérnaga, de tan tierna, no nació mariposa sino luciérnaga.
Me revolvió de mi capullo, me tocó con sus dedos de luz, y seguía cada letra que salía de mi lenguaje.
Perspicaz es la Lucía, nombre que le dí. Tan lindo fue entonarlo, ver mi boca llenarse de luz.
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